ACTITUD

Dejo a continuación otro fragmento del artículo "LA RETÓRICA PARA LOS RETÓRICOS", que a su vez forma parte de la CONFERENCIA comunicARTE. 

ACTITUD.
¿A qué nos referimos con ACTITUD?
      Vamos a ver qué nos cuenta el diccionario de la RAE. Pero antes, un inciso: es un buen ejercicio usar el diccionario para volver a la raíz de las cosas, a su definición primaria. El significado de las cosas se suele contaminar y, a veces lo que creemos que es una cosa, en realidad es otra. La manera de solucionar un problema es definirlo, concretarlo. A veces, nuestra tendencia a dramatizar, a magnificar los problemas nos lleva a llenar sus enunciados de literatura que nos dificulta ver con claridad su solución. Volver al significado original de las cosas, o bien mediante el diccionario o bien mediante su análisis etimológico, nos ayuda a ver las cosas con mucha claridad.
Volvamos a ACTITUD según el diccionario RAE:
“1. Postura del cuerpo, especialmente cuando expresa un estado de ánimo. Las actitudes del orador. La actitud agresiva del perro.
 2. Disposición de ánimo manifestada de algún modo. Actitud benévola, pacífica, amenazadora (…)”
Al hilo de esto podemos deducir que si nuestro interlocutor lo primero que percibe es nuestro cuerpo y nuestra voz, como hemos dicho antes, y si a esta primera impresión le sumamos lo emocional, tenemos la ACTITUD. Importante, pues, pensar que lo primero que ven de nosotros y, por tanto, lo primero que evalúan es nuestra ACTITUD. La actitud es nuestra carta de presentación.
Composición de la ACTITUD.
Cosas a tener en cuenta para tener la actitud adecuada, en el momento adecuado y en el lugar… adecuado.
·         CONCIENCIA SOBRE UNO MISMO
·         MOTIVACIÓN
·         AUTOGESTIÓN EMOCIONAL (otros lo llaman autocontrol)
·         EMPATÍA
·         INICIATIVA
·         CAPACIDAD DE RELACIÓN
El primer punto es fundamental. CONCIENCIA DE UNO MISMO. O lo que es lo mismo: ESCUCHARNOS. Autoanalizarnos. Saber cuáles son nuestras reacciones, nuestros comportamientos, lo que nos gusta, lo que no nos gusta, lo que nos tranquiliza y lo que nos enerva, lo que nos atrae y lo que nos repulsa y todo lo que nos define, además de las cosas que cambian, que no son constantes. Es fundamental conocernos, saber cuál es nuestra actitud dependiendo de las circunstancias y así podremos evitar todo aquello que no nos ayuda a comunicarnos con claridad.

Otro concepto que tenemos contaminado es el de la MOTIVACIÓN. ¿Qué es en realidad? Pues no es más que la serie de motivos que me acercan a mis objetivos. Si tengo claros los motivos y los defiendo y los asumo, lucharé mejor por conseguir el objetivo, simplemente tener claros los “porqués”. ¿Por qué hago esto o lo otro? ¿Por qué quiero hacer esto o lo otro? Eso son los motivos. Muchas veces nos lanzamos a algo sin saber por qué y eso nos aboca al fracaso. Tengo frío, me pongo un abrigo. Motivo: frío. Acción: ponerse un abrigo. Así de simple. Cuando esos “porqués” son más íntimos y sinceros, más fuerza nos dan para luchar, para avanzar, para seguir.

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