CARTA
A MIS ALUMNOS DE INTERPRETACIÓN
Querida/o tú:
Permite
que te diga lo que quiero de ti en cuatro palabras, o quizás en tres:
SE TÚ MISMO
Bueno, parece ser que con tres ha habido suficiente. Ahora
permíteme que te cuente una historieta sobre esto que llamamos interpretación,
actuación, o simplemente teatro. Todo empieza como empieza la creación: con una
idea. Una idea que tiene un señor o señora a quien llamamos autor. Este autor
va dando forma a la idea y ésta se va transformando en sueño a medida que se va
plasmando en el papel, o en la pantalla del ordenador. Unos diálogos y unas
acotaciones son lo único que tiene para contar una historia. Como este autor
sabe que el arte necesita de un público que lo admire, busca a alguien que haga
posible su sueño. A éste o ésta, lo llamaremos productor. El productor busca
otra persona y le dice, “Tenemos esto, conviértelo en esto otro”. Entonces esa
persona, a la que llamaremos director, va dándole forma y sentido a aquel
sueño. Para ello se rodea de especialistas (luz, sonido, escenografía,
vestuario…) y, de lo más importante, de lo que no puede prescindir en absoluto:
el actor y la actriz. Sabe que sin ellos es imposible darle vida a ese sueño
que empezó siendo una idea. Todo lo que ha ideado es fantástico, pero le falta
lo primordial: ALMA. Él sabe que el único que puede darle alma a esto se llama
actor y actriz… Entonces llega el actor y la actriz y el sueño vive y el sueño
se transmite a un público, que es quien le acaba de dar forma en su cabeza.
Pero hay dos tipos de actor y de actriz: EL ACTOR MALO y
EL ACTOR BUENO. El actor malo es abundante. Hay muchos y la competencia es
mucha también. El actor malo no es, sólo intenta parecer bueno, el actor malo
no es, sólo imita. El actor bueno es escaso, casi no hay y no tiene tanta
competencia. El actor bueno es, nunca intenta parecerlo. El actor bueno es, no
imita. La actriz mala (el actor malo) no pone su alma en juego, simplemente
roba un alma e intenta ponérsela aunque no sea de su talla. La actriz buena es
Blanche Dubois, es Ofelia. La actriz mala intenta parecerse a Ofelia, imita a
Ofelia. Nadie quiere la copia, todos buscamos el original.
Por favor, fórmate para ser tú mismo antes que para ser
actor o actriz. Nadie tiene una varita mágica para convertirte en actor, pero
sólo tú tienes el poder para conseguirlo, para encontrar tu propia alma con sus
virtudes y defectos y aceptarla. El primer paso para conocerse a uno mismo es
aceptarse. Escúchate. Mímate. No te compliques la vida. Ámate tal y como eres,
y si hay algo que no te gusta de ti y la ciencia y la tecnología te lo permite,
cámbialo. Pero has de saber que el alma no se puede operar. Desde que naces
hasta que mueras tu alma está ahí acompañándote y pidiéndote que la escuches… y
si crees en el más allá, que sepas que tu alma te acompañará eternamente…
acéptala, es más fácil. No luches contra tu mejor aliado: tú mismo.
Querida y querido tú, no quiero terminar esto sin decirte
que el éxito o el fracaso está en tus manos, en nadie más. De ti depende.
Puedes elegir qué clase de actor o de actriz quieres ser, pero recuerda, sólo
hay dos clases. No confundas ser bueno o malo con famoso o exitoso, no tiene
nada que ver, tú sabes, tanto como yo, que demasiadas veces la corona la llevan
los mediocres.
Podrás hacer las cosas bien o mal, qué importa, pero
hazlas de corazón. Las cosas hechas con corazón siempre son sinceras y están
por encima del bien y del mal. Tu trabajo es una obra de arte, ponle tu alma,
una obra de arte sin alma, no es una obra y ni siquiera es arte.
Así que: SÉ TÚ
MISMO. Cuando aprendas a ser tú mismo, aprenderás a ser otras personas y
esas personas serán de verdad porque tendrán alma… TU ALMA.
Patricia Reolid y Pablo Ricart ensayando PANIKÓS.
Titulados en 2013
ESCOLA TEATRE ESCALANTE.
ECMA DIPUTACIÓN DE VALENCIA
Inma Ruinilla y Patri Reolid. PANIKÓS, 2013
ALUMNOS DE SEGUNDO. 2013
CLASE EN EL TEATRO ESCALANTE
JUNIO 2013
Comentarios
Publicar un comentario